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"HAY GENTE QUE CREYÓ QUE NO IBA A MORIR Y AHORA ESTÁ MUERTA"

  • Foto del escritor: Julieta Diaz
    Julieta Diaz
  • 21 sept 2017
  • 2 Min. de lectura

Un terremoto de 7.1 en la escala de Richter estremeció a México que se cobró más de 200 personas. Una joven mexicana expresó su experiencia a Contra Sistema.

Escocia y Nicolas de Sn Juan (Fotografía tomada por Samantha Vargas)

Andrea Pérez es una joven mexicana que contó a Contra Sistema su experiencia con respecto al último terremoto ocurrido en México.

Luego del simulacro, Andrea tomó un baño y después se acostó en su cama. El movimiento comenzó, al principio la joven pensó que era un camión con carga pesada fue así que siguió en su lugar.

“Usualmente suele sonar la alarma sísmica primero, entonces como acababa de ser el simulacro horas más temprano no creí que fuera a pasar nada”, indicó Pérez.

El movimiento era cada vez mas brusco, se paró rápidamente de su cama salió a la puerta de su cuarto. Allí se encontró con Samantha Vargas, su compañera de departamento, y con Marta, una señora que trabaja en la casa.

“Le dije a la señora Marta que fuera bajando y cuando veo a mi rommie (compañera de departamento) que todavía no salía le grité y justo nos gritamos al mismo tiempo”, expresó la joven recordando ese choque de miradas desesperadas.

En el departamento, las jóvenes tenían unas tablas que utilizaban para sacar fotos; esas tablas se cayeron y eso bloqueó el paso. Samantha, la compañera, quedó del otro lado mientras intentaba agarrar a su mascota. “Ambas pensábamos cosas horribles, decíamos ‘aquí ya nos vamos a morir’ ella estaba atorada, yo pude haber bajado sin problema pero si bajaba estaba viendo como se quedaba ella ahí”, continuó Andrea.

Mientras el terremoto permanecía, Pérez intentaba ayudar a su amiga a sacar las tablas. Una explosión cerca del departamento hizo que el vidrio de la ventana se rompiera.

Los cuadros sacudiéndose muy fuerte, cosas cayéndose, gritos en la calle y algunas explosiones, el movimiento del edificio cada vez más fuerte; “es un edificio viejo”, “aquí morimos” eran los pensamientos que venían a la mente de las jóvenes en este contexto. Samantha tuvo que pasar por debajo de una tabla y ambas pudieron salir del edificio.

La pesadilla no había terminado, gente desesperada se encontraba en la calle, algunos edificios habían sido derrumbados, Andrea intentaba comunicarse con su padre y su hermano pero a nadie le funcionaba internet, no había señal ni siquiera para llamar.

Luego de cuatro horas Pérez tuvo noticias de su padre, y teniendo la seguridad que ya estaba bien fue con sus compañeras de departamento a ayudar, ya que debajo de los escombros habían personas.

“Nunca vi tanta gente ayudando, estoy impresionada de la cantidad de gente ayudando, se llevaron víveres. Hay gente mal intencionada que aprovechó la situación y está robando pero somos más la gente buena”, dijo la muchacha.

En la sociedad el miedo está presente, “ayer muchos pensábamos que íbamos a morir, sin embargo hay gente que creyó que no iba a morir y ahora está muerta”, finalizó Andrea Pérez.

 
 
 

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